La pureza de las formas geométricas de piezas como Cuña y Nariz han llevado a la crítica a relacionar la escultura de Miquel Navarro con el arte mínimal. Sin embargo, Miquel Navarro, fiel a su modo de ver la historia del arte desde una óptica moderna, ha descompuesto las figuras en elementos geométricos puros pensando en el pintor renacentista Paolo Uccello y en la pintura metafísica italiana de principios de siglo XX.
Si las ciudades de Navarro bien pueden guardar gran similitud con los paisajes urbanos del urbanismo ideal renacentista y a paisajes urbanos de Giorgio de Chirico - poblados de elementos verticales (chimeneas o torres) y otros hitos dispersos-, las esculturas individuales se construyen del mismo modo que las figuras metafísicas de las obras del italiano.
Si comparamos esta escultura de Navarro con la figura del fondo de Le Trouble de Thaumaturge de Chirico se observa que guardan gran similitud, ambas con un tronco muy grande en comparación con las piernas recogidas y la cabeza ladeada. Las figuras por otro lado recuerdan a maniquíes, compuestos de elementos dislocados y ensamblados. Los prismas y cilindros Cuña y Nariz también hacen referencia a los edificios y elementos que las figuras de Le Trouble de Thaumaturge poseen en su regazo. Miquel Navarro de este modo no se limita a la producción de piezas bellas, armónicas y elegantes, sino que crea esculturas propicias para la reflexión.