La trayectoria pictórica de Antonio Lago, siempre ha sufrido cambios profundos dada su necesidad interna de explorar nuevos caminos. Lago siempre pinta por impulso propio, ajeno a las críticas o por las extrañezas que podían causar sus cuadros. En los años 70, etapa anterior a la que pertenece esta obra, trabaja en tonalidades frías, de corte sutil y con temáticas tradicionales como paisajes y marinas. En los ochenta, reincorpora a la paleta colores vivos como el amarillo cadmio limón, azul ultramar, negro, rojo tierra Sevilla, bermellón, etc., sin abandonar la gama fría de la etapa anterior. El cambio más significativo es, sin embargo, el de la temática. Aparece una sátira-crítica mordaz que nunca había manifestado tan expresamente. Representa burgueses con cabeza de ciruela, familias posando para el retrato convencional y mostrenco, inquisidores monstruosos, guerreros violentos a caballo o a pié, o descubrimientos de nuevas tierras en las que el indígena es intimidado por el conquistador a través de amenazantes y afilados cuchillos. Descubrimiento, pertenece a este último grupo. El tema, coincide con un momento en que se iniciaba la propaganda del V Centenario de Descubrimiento de América. El autor interpreta este hecho haciendo una crítica mordaz al mismo.

El fondo, trabajado a partir de la paleta de tonos fríos, nos recuerda a sus clásicas marinas. Vemos el mar abierto, el horizonte y un pequeño saliente, en blanco titan, que nos remite a la costa coruñesa. En el primer plano presenta dos grupos de personajes. El grupo de la derecha son tres indígenas subidos a una canoa. Sus cuerpos desnudos, muy rotundos, son descritos por una línea que define su silueta. Los dos hombres miran con expectación al grupo de la izquierda mientras la mujer mira al espectador fijamente. Utiliza concisos toques de gris para sombrear y dar volumen a los cuerpos. Los ojos están esbozados a partir de pinceladas en el color rojizo que también hace la silueta de las figuras. El grupo de la izquierda se sitúa en tierra firme. Es una pareja formada por una mujer, vestida de gris y una sombra negra masculina. Aparentemente parece que Lago Rivera ha invertido irónicamente la colonización, sin embargo, la presencia de este personaje oscuro y amenazador en segundo plano, remite más directamente al acecho por parte de una sociedad "civilizada", de las comunidades indígenas, que se ven obligadas a abandonar las tierras que les pertenece por derecho.