Este boceto es un "retrato urbano" de la ciudad de Toledo desde una de sus plazas más emblemáticas y en el que aparece uno de sus monumentos más significativos: el Alcázar. Se trata de un apunte a lápiz donde, además de tomar los rasgos principales de las arquitecturas y de las figuras que pueblan la plaza del Zocodover, anota los lugares donde deben concentrarse luces y sombras. A pesar de que la arquitectura que cierra la escena aparezca representada con gran monumentalidad, ésta actúa más como un telón que como protagonista del dibujo, dejando este papel para la propia vida de la ciudad. De ahí que el primer plano esté ocupado por la plaza, donde los toledanos llevan a cabo sus labores cotidianas. La elección de este tema, así como de la arquitectura emblemática de la ciudad como escenografía, nos hablan de un paisaje romántico donde el pintor trata de recoger todo el pintoresquismo de la escena.