Lo dibuja modelando un busto con trazos rápidos y poco sombreados. No se detiene en transcribir detalles, al contrario de lo que generalmente realiza en otras obras.
Lo dibuja modelando un busto con trazos rápidos y poco sombreados. No se detiene en transcribir detalles, al contrario de lo que generalmente realiza en otras obras.
"El quehacer de sus dibujos, son por sí solos cada uno una obra de arte". Esta afirmación se confirma con esta pequeña gran obra, en donde Isidoro plasma a un profesional que conoce muy bien: un escultor, que incluso podría ser él mismo, ya que probablemente se trate de un autorretrato del propio Brocos.
Lo dibuja modelando un busto con trazos rápidos y poco sombreados. No se detiene en transcribir detalles, al contrario de lo que generalmente realiza en otras obras.
En el reverso, completa la parte baja de una escultura de Palas Atenea que ejecuta en otro apunte. Muestra sus pies, en cuyo lado derecho se encuentra una serpiente enroscada en actitud atacante. Este segundo apunte, es igualmente ejecutado en trazos muy rápidos y sobresalen los pliegues de las túnicas, que serán característicos en la obra escultórica de Brocos.