El manantial de la vida

Este mural fue pintado por Laxeiro en la planta baja del Café Moderno de Pontevedra, sobre una pared de ladrillo, sin seguir la tradición de la técnica de la pintura al fresco, sino mediante una técnica «a seco».

  • Laxeiro (José Otero Abeledo)
  • 1940
  • Pintura
  • Mural al temple
  • 488
  • 223 x 242 cm
  • Colección de Arte ABANCA

Este mural fue pintado por Laxeiro en la planta baja del Café Moderno de Pontevedra, sobre una pared de ladrillo, sin seguir la tradición de la técnica de la pintura al fresco, sino mediante una técnica "a seco". La escena es una visión particular de las Alegrías de vivir, pero en clave mitológica, reflexionando sobre los recuerdos del pasado y evocando una Galicia deseada. Pintada tras el período de la Guerra Civil, Laxeiro quiere ir más allá en esta obra, introduciéndose en la vanguardia pictórica, e intentando contrastar con la pintura académica que Pintos Fonseca había realizado ese mismo año para el salón de las tertulias del mismo Café.


    Sabino Torres Ferrer, poeta pontevedrés y buen amigo de Laxeiro, cuenta cómo empezaron los trabajos de esta pintura: "Dicen que Laxeiro pintó este mural para pagar una deuda (no llegaba a las tres mil pesetas) con el café, contraída en los años bohemios del pintor en Pontevedra. No es exactamente cierto. Laxeiro pintó el mural, al que no se dio importancia alguna por parte de los propietarios del café, que ni prepararon la pared eliminando las perniciosas humedades, ni facilitaron a Laxeiro los materiales idóneos para poder realizar el mural en normales condiciones. La verdad -y esto lo constaté muchas veces con el propio Laxeiro, aun cuando éste no fue muy claro, y con Agustín Portela, que era uno de los amigos de Laxeiro en esta ciudad- es que el pintor Fonseca había realizado en el salón pequeño, por indignación de la tertulia galleguista que allí se reunía antes de julio de 1936, y que contó con la entusiasta ayuda del propietario del café, que según decían trajo las pinturas de Inglaterra, para mejor realizar la obra. El encargo no se acabó hasta después de la Guerra Civil, cuando ya no era lugar de tertulia de Castelao, y tantos apasionados de Galicia, y fue inaugurado a bombo y platillo con el aplauso de todos los pontevedreses, con la excepción de un grupo de artistas, a quienes la obra de Pintos Fonseca les dejaba indiferentes. La Galicia allí representada, y su tratamiento pictórico no eran ni el presente ni el futuro de nuestra pintura"1.

    Inspirándose en las bacanales y el tratamiento de los niños de Tiziano, llena de pasión dionisíaca una pintura de raíz expresionista donde, junto a los rojos y azules intensos, encontramos un cromatismo basado en terrosos y negros. La composición hace que el espectador conduzca la mirada desde el ángulo superior izquierdo hasta el margen derecho de la pintura, donde se sitúa la figura que da título al mural, una fuente antropomorfa de cuya boca y manos brotan flores como metáfora del surgir de la vida. La composición se completa con el movimiento desenfrenado de los niños, que celebran la alegría de vivir. La figura situada tras la fuente, un sátiro que observa la escena, es, según el Profesor Juan Monterroso, una de las evocaciones que hace Laxeiro a los grandes maestros españoles de los siglos XVI al XIII, desde el Greco a Goya2.

1CORES TRASMONTE, B.: "O ambiente da posguerra e a desaparición do Café Moderno", en O Antigo Café Moderno de Pontevedra, Fundación Caixa Galicia, A Coruña, 2001.

2MONTERROSO, J.: "Laxeiro e o manancial da vida", en O Antigo Café Moderno de Pontevedra, Fundación Caixa Galicia, A Coruña, 2001.