La trayectoria artística de Alfonso Abelenda se decanta en los últimos años por un expresionismo impregnado de ironía, en el que concede una especial importancia al dibujo y en el que la distorsión de los planos evoca el cubismo de Juan Gris o Jean Dubuffett. El color vibrante se convierte en protagonista, junto con una línea de trazo fuerte que delimita las formas de esta realidad geometrizada y distorsionada. El retablo de los poetas representa la vida de los poetas de antaño en un café clásico y conjuga las características esenciales del pintor: una gran vitalidad, dinamismo y un violento colorido basado en tonos azules, que contrastan con el rojo y amarillo.