Alenza llevó una vida sin hechos destacados, ya que no participó de la escena cultural de la época ni se mezcló en los turbulentos hechos políticos que agitaron su tiempo. Debe su fama solamente a su maravillosa pintura que, una vez muerto, su madrastra vendió, rescatándolo del olvido. Sus cuadros y dibujos son los únicos testigos de su vida, que desvelan los paseos, intereses y miradas de un autor que, en resumidas cuentas, se comportó como un cronista de en mundo en el que participó sólo con la mirada.
En Escena familiar vemos a un grupo de personajes: un hombre de espaldas y una mujer sentada con dos niños y un perro. Por la indumentaria del hombre posiblemente están realizando una parada de descanso durante un viaje, que aprovecha la madre para despiojar a uno de los niños. Esta magnifica obra nos da un valioso testimonio de una época; sin embargo, poco nos dice de la mirada sensible que la persona que ejecuta- Alenza prefirió dar fe de la vida de los demás más que de la suya propia, hasta el punto en que en este proceso de desidentificación, la historiografía la ha englobado injustamente en el grupo de los goyistas; término que se ha utilizado en general con mucha ligereza, y en el caso de Alenza más aún, pues el pintor madrileño tiene entidad artística suficiente como para no ser reducido a imitador de ningún artista. Al igual que Goya y otros pintores, como anteriormente Murillo, reflejó su entorno y la realidad más inmediata, pero sin que esto suponga que estuviera copiando al aragonés. Por otro lado, como se ve en Escena familiar, Alenza tiene una técnica muy similar a la del pintor de Fuendetodos, con la que esboza las figuras con la intención de crear un ambiente, en vez de recrearse en los detalles. Es una cualidad de Goya, pero también de Velázquez y José de Ribera. Por todo esto se puede deducir que Alenza fue el continuador de una tradición muy arraigada en la pintura española, y que en su época llamó especialmente la atención, porque tan solo él y Eugenio Lucas Velázquez (1817-1870) fueron sus representantes, en un momento en el que prevaleció el Neoclasicismo estilístico y temático.
Texto extraído de: GARCÍA LUSA, S. (coord) (2008) Colección Arte XX, Museo de Bellas Artes de Bilbao [p.28]