Una vez más Nóvoa recurre a la imagen aérea del cromlech para sugerir un "des-paisaje" donde los objetos se reducen a abstracciones más o menos geométricas, y parecen representados desde un punto de vista cenital, como si de una fotografía aérea se tratase. No obstante, nunca son paisajes reales, sino creaciones o recreaciones, formadas a partir de una serie de elementos recurrentes en la pintura del artista, en este caso, los cromlech, el relieve y la conjugación de dos únicos colores: blanco y negro, origen y fin del espectro lumínico. El principal componente paisajístico es la forma cromlech, que asoma por la parte superior del lienzo, e incluso la franja blanca, creada como un brochazo veloz que rasga la monocromía de la obra y desafía dialécticamente la sombra negra del cromlech. Los relieves generan espacio y luz, dotando al lienzo de un volumen real, que modifica su superficie y matiza el color según la incidencia de la luz, que dota de vida propia a la composición.
Espacio cromlech con 2 relieves y banda blanca, es un ejemplo de la línea de trabajo que hará de Nóvoa un artista único y relevante dentro del ámbito de la pintura internacional. Personal porque sus referencias son múltiples y muy variadas: suprematismo, abstracción geométrica, informalismo, arte povera o espacialismo, pero que combina según su instinto y su modo de entender el acto creativo, en obras con un sello inconfundible. Sus obras hablan de la abstracción, pero también de la naturaleza, de donde salen muchos de los elementos empleados. El espacio, la materia, el tiempo, la forma, la luz y el color, son los elementos básicos de la pintura. En el modo de concebirlos y combinarlos, está la mayor o menor modernidad de la obra resultante. Nóvoa juega con ellos respetando el carácter particular de cada uno y potenciándolos según su propio criterio. Así, sus obras son espacio y luz, que someten al color, que el artista reduce para un mejor funcionamiento de estos factores. Él lo explica del siguiente modo: "Empecé con pintura decorativa, de temática gallega. Después derivé hacia un expresionismo en el que trataba de enriquecer- así lo creí entonces- materia y forma a base de color. Pero tras la realización de un inmenso mural que inicié en 1962 (...) comencé a sacar elementos hasta quedarme exclusivamente con el espacio y la luz. (...) Empleo colores casi neutros: grises, negros, ocres...; y una materia muy pobre, sin brillos. Los elementos son de una humildad total".