Brocos dibuja con mucho detalle a una joven mujer, vestida de época, en el interior de una típica galería coruñesa, mientras observa la arribada de los barcos por una ventana. Este dibujo, sin duda, es uno de los más logrados de Isidoro Brocos. Muestra un gran dominio en la composición y en los juegos cromáticos de luces y sombras. Hay un excelente estudio espacial y una pormenorizada descripción de todos los elementos que componen la escena.
Un círculo actúa como una lente o mirilla que nos permite introducirnos como espectadores en la realidad cotidiana de la escena, protagonizada por una mujer. Sentada sobre una silla, esta dama, observa el mar, los barcos en el horizonte, con una actitud pasiva de espera o de ensoñación. Este dibujo demuestra que Isidoro Brocos además de ser un buen escultor, era un magnífico dibujante, capaz de transcribir la realidad más próxima con una simplicidad de elementos sobresaliente.