En esta obra, Prieto López combina el realismo transparente del espacio que presenta con la representación de seres metafísicos, revestidos de una imagen de realidad. El lienzo representa, con gran nitidez y claridad, una desierta aula de danza, bañada por una luz crepuscular. La clase, vacía de la presencia humana, está ocupada, sin embargo por dos figuras femeninas caracterizadas como bailarinas. El carácter etéreo e irreal de estas imágenes reside en que han sido creadas a base de veladuras en blanco, transparentando el espacio tras ellas. Son dos fantasmagorías amables, que hablan de la actividad que se lleva a cabo en el espacio que se nos presenta. Espíritu de danza, es un ejemplo de cómo el arte más puramente realista permite recrear espacios reales a la vez que remitir a lugares y seres metafísicos.