Es la séptima obra de la serie Larga espera. Fue pintada doce años antes de su fallecimiento, cuando aún se encontraba en Venezuela, en un momento en el que su obra ya estaba reconocida, tanto en Europa como en Sudamérica. En esta estampa, nos plasma a dos personas, una a cada lado de la composición, que se encuentran sentadas en un muelle. Son la representación de la espera, "larga" y "dolorosa", que sufren las mujeres de los marineros, pero también la del artista, que se enfrenta a la muerte, puesto que en esa época ya se encontraba afectado de la enfermedad que acabaría con su vida. En la composición predomina el paisaje de corte surrealista, cargado de un simbolismo onírico. La total ausencia de perspectiva, se solventa mediante la yuxtaposición de planos y objetos. Emplea un cromatismo limitado, basado en marrones, para el muelle y la barca central, blanco, para el mar, diversas tonalidades de grises, que llegan hasta el negro más oscuro, y el rojo, muy vivo, para detalles puntuales. El dibujo está muy marcado, como es característico en el autor, utilizando una línea negra para los contornos, y una pincelada uniforme y plana para el relleno de los mismos.