Mon Vasco comienza su producción a principios de los años setenta, con unas obras que irían sentando las bases de lo que sería su producción. La simpleza de formas, la talla directa o su interés por el arte primitivo, serán algunas de estas constantes. Figura forma parte de una época en la que el interés por la forma, lo macizo y escultural, son esenciales. Esta talla en madera de cerezo se erige como una figura antropomorfa que parece mirar hacia un lado. En el centro, un hueco abre esta figura, rompiendo con la sensación de bloque y aportándole ligereza a la pieza. Su rostro aparece cubierto con una máscara, algo muy habitual en su producción. Y es que de éstas, pensaba que eran la forma de expresión idónea en la que la burla y el engañó esconde tras de sí la verdadera naturaleza de las cosas.