Alejandro González Pascual realizó este bodegón al final de su etapa de formación (desde sus comienzos como pintor hasta 1960), en la que el artista experimenta con distintos modos de representación, tomando influencias de diversas corrientes contemporáneas. Esta obra tiene un cierto carácter expresionista; en ella representa, sobre una mesa de color verde oscuro, una naranja y un plato con forma de hoja sobre el que reposan dos naranjas y un limón. El fondo es oscuro y neutro, sin profundidad ni perspectiva, representando todo en un mismo plano perpendicular. Sin embargo sí le interesa el estudio de la luz, patente en la exagerada representación de las sombras y en el estudio de la luminosidad del color, combinando las tonalidades brillantes y luminosas con otras más sucias y mates.