Miguel Ángel Campano, asociado al expresionismo abstracto, pintó en esta época cuadros titulados con nombres de persona (Guillermo, Pilar, Santi, Ángeles) en los que partía de un elemento, de un recuerdo o sensación, como excusa para elaborar el resto de la composición. Estas obras marcan su vuelta al color superada la etapa en que su paleta se reducía a blancos y negros.