La pieza muestra el interior de la iglesia de San Martín, en Cambados. En ella vemos como a través de cortas pinceladas, casi de carácter impresionista, el artista va mostrando muchos de los detalles del edificio. La bóveda de crucería genera un marcado punto de fuga que dirige nuestra mirada hacia el retablo dorado que se encuentra en el altar mayor. Llama la atención los feligreses que se distribuyen en las bancadas de la iglesia, que aparecen representados con escaso detalle, a través de pequeñas manchas de color que van perdiendo definición a medida que avanzamos. También es interesante el uso que hace de la luz que entra por el lado derecho de la iglesia, que ilumina a parte los asistentes a la misa.