En este lienzo representa en primer plano a una niña contemplando una mariposa blanca que se ha posado en la repisa de la ventana. Este motivo anecdótico, le sirve de pretexto para realizar un paisaje urbano. Asomando por la ventana, se puede ver una calle con casas de soportales, y una plaza con un árbol donde una pareja reposa en un banco.
La mujer, de espaldas, es la misma que representa en Bordadoras de flechas, en idéntica posición. Al fondo, casi imperceptibles, están las montañas, desde las que se puede ver el mar. Resulta curioso de esta pieza, que el lugar representado es Lourenzá, localidad natal de la artista. Se cree que esta pieza pueda ser un autorretrato de su infancia, en la que ella se asoma a la ventana, mientras que la pareja representada en el exterior, serían sus padres.