Dibujo doble, en el anverso una representación esquemática de la Resurrección de Lázaro. Brocos escoge para narrar la historia de Lázaro en el momento de máxima expresividad: el despertar. Composición complicada, superpone la verticalidad de Jesús, que alarga sus brazos sobre Lázaro, a la diagonal que conforma el resucitado y los acompañantes que lo sostienen. Opone, al mismo tiempo, la actitud calmada de la divinidad al rostro desencajado del otro.
En el reverso, apunte de un grupo de personajes masculinos, posiblemente copia de un cuadro de asunto religioso. Momento de la ordenación de un monje. Profundidad lograda gracias a la superposición de personajes, ataviados con el hábito de una orden monacal, a diferentes alturas. La técnica es simple ya que se trata de un boceto. Línea concisa y búsqueda de la perspectiva con pocos trazos. En Libro de Apuntes 2 aparece un estudio del mismo tema, de más calidad de dibujo y firmado como "I. Brocos".