Las obras de Carlos Maño, se acercan al pop warholiano, del que toma la táctica del apropicionismo icónico, consistente en tomar imágenes del entorno popular, y reproducirlas como obras de arte elitistas.
Las obras de Carlos Maño, se acercan al pop warholiano, del que toma la táctica del apropicionismo icónico, consistente en tomar imágenes del entorno popular, y reproducirlas como obras de arte elitistas.
Las obras de Carlos Maño, se acercan al pop warholiano, del que toma la táctica del apropicionismo icónico, consistente en tomar imágenes del entorno popular, y reproducirlas como obras de arte elitistas. A este recurso, Maño une el principio collage, redundando en iconos, como hacía el Equipo Crónica. En La Vuelta a España (del revés), Maño divide el espacio pictórico mediante tres cuarteles de distinto color. En el espacio superior izquierdo, sobre un fondo verde intenso, pinta un árbol, rodeado por bocetos de figuras humanas. En el superior derecho, sobre un fondo gris, dibuja con trazos sutiles una "A", que recuerda al grafismo de Miró, y otros apuntes esquemáticos. En la parte inferior del lienzo, en un espacio más amplio que los anteriores, pinta, bajo un fondo de color naranja, una bicicleta antigua, sobre la que sitúa a un hombre con bigote que recuerda a los ciclistas de los años 50. A su izquierda, toma otros apuntes esquemáticos. El color, es uno de los protagonistas de la composición, con tonos muy vivos que captan la atención del espectador. Es una obra carente de profundidad, únicamente insinuada por la línea que dibuja bajo la bicicleta, que simula el suelo.