En 1981, fecha de Las pipas, estamos en vísperas de la vuelta del Guernica a España, por lo que el ciclo retomó el tema de Picasso que ya habían abordado en los años sesenta. Sin embargo, esta vez decidieron tratarlo de un modo más global. El pintor malagueño, en centenario de su nacimiento, se había convertido en un espectáculo en el que todos miraban y opinaban, y el Guernica había dejado de ser un símbolo antifranquista y de la clandestinidad para ser un producto mass media. Entre estos trabajos, basados en diferentes obras de la serie, llamaba la atención Las pipas, en el que recuperaron la obra que habían pintado el año anterior titulada El Escaparate III, dentro de la serie “Viajes”, tomando como referencia el lienzo En la calle de Ernst Ludwig Kirchner. Sin embargo, en esta pieza introdujeron una novedad con respecto a El Escaparate III llenando la vidriera de unas pipas de fumador “robadas” de diferentes obras de Picasso. El Equipo Crónica recontextualiza la pieza de Krichner y la yuxtapone a otros elementos de otro artista, dando, de este modo, un nuevo sentido a la obra. Se trata de una obra repintada en la que conjugan realidades incompatibles. De este modo, Valdés y Solbes crearon una provocación acorde con los tiempos de la transición democrática española, dando lugar a una sorpresa que se puede traducir en un cierto sentido del humor, que es el humor negro típico de los españoles y de la situación socio-histórica que quisieron retratar.