La serie Pintor y modelo pertenece a la última etapa de la carrera de Picasso. Los doce años que transcurren entre 1961, fecha del matrimonio del artista con Jacqueline Roque, y 1973, año de su muerte, constituyen un período de extraordinaria creatividad.
Para Picasso el tema del artista y su modelo fue una constante preocupación a lo largo de su vida; como él mismo declaró: “Si no hay modelo no hay pintor”. El tema, con gran tradición en la historia del arte (Vermeer, Rembrandt, Velázquez, Goya, Ingres, etc.), ya había aparecido a lo largo de su trayectoria, pero es a partir de los años cincuenta, y sobre todo a partir de 1963, cuando empieza a trabajar en él de forma sistemática. En esta serie, Picasso lleva a cabo un homenaje al acto de pintar, al proceso creativo nunca mejor entendido, pues es el homenaje de un pintor anciano a sí mismo, a su carrera.
Si comparamos El pintor y su modelo con Paquet de tabac et verre, nos encontramos con una obra compositiva y pictóricamente menos trabajada y acabada, ya que en los últimos años Picasso descuidó intencionadamente la técnica. Sin embargo, se trata de una composición más moderna y arriesgada, acorde con el espíritu de un artista cuya carrera siempre fue una apuesta por la innovación y la modernidad.