Sin duda, el gran protagonista de Lluvia es el color basado en rojos, anaranjados, negros y blancos, de gran intensidad. La composición carece de profundidad y en ella reproduce la silueta de un hombre sobre el que se descarga la lluvia de una nube negra. Bajo sus pies, traza la línea del suelo. A su izquierda, dibuja una cabeza y una serie de líneas verticales de gran grosor. A la derecha, una figura humana realizada de forma geométrica, cae de cabeza en una copa. Los elementos y situaciones cotidianas son capturados por Cabezas que los recrea desde su particular visión del día a día. Su pintura "se resuelve entre una abstracción gestual y una figuración sintética, casi esbozada, que forma parte del dominio de lo esencial", donde cada objeto representado es ajeno a lo que tiene al lado, situando los distintos signos pictóricos en varios planos independientes entre sí.