Dibujo a doble cara. En anverso y reverso dos estudios de temas idílicos referentes a Marsias, quien, según la mitología, era hijo de Lágnide. Éste, inventó la armonía frigia componiendo himnos en honor de Cibeles y Dionisio, considerándosele el inventor de la flauta.
Otra leyenda dice que Marsias la encontró en el suelo arrojada por Atenea porque, al tocarla se le hinchaban las mejillas, afeando su rostro. Este episodio fue representado por el escultor Mirón. Marsias, orgulloso de lo bien que tocaba la flauta, retó a un desafío a Apolo Citaredo. El vencedor podía disponer a su antojo del vencido. Ganó Apolo y como consecuencia, Marsias fue atado a un árbol y desollado. Avergonzado Apolo de su crueldad, rompió las cuerdas de su lira y las tiró junto a la flauta de Marsias en la cueva consagrada a Dionisio.
Según otra leyenda, Apolo transformó a Marsias en un río, el de Frigia. Con el paso del tiempo, Marsias fue considerado como símbolo de las ciudades libres, rindiéndosele culto y levantando templos en su honor.
Isidoro Brocos coloca en el anverso, un fondo sombreado con el mismo lápiz compuesto, en el que destaca la figura de Marsias desnudo y tocando la flauta. El modelo se representa sentado sobre un prisma alto, en semiescorzo y con la cabeza girada hacia el espectador. El dibujo posee gran detallismo, captando con minuciosidad los rasgos físicos del modelo, los ojos, la nariz y la boca, al igual que los genitales, que aparecen aquí bien definidos, algo poco común en Brocos, ya que solía obviar esta parte del cuerpo ocultándola. Los brazos los representa flexionados, tapando con los dedos los agujeros de la flauta en actitud de tocar. Las piernas también dobladas y separadas, cruzando los pies, que aparecen apoyados sobre un bajo taburete.
En el reverso se aprecia un fondo con paisaje y personas. En este caso, Marsias se representa de perfil, con la cabeza inclinada y mostrando su lado derecho. Aparece sentado en una roca alta, con las piernas extendidas paralelamente y los pies cruzados. Los brazos, al igual que la figura del anverso, están doblados sosteniendo la flauta en las manos, con los dedos colocados en los agujeros y en actitud de hacer sonar el instrumento. Ambos dibujos están perfectamente elaborados con gran detallismo y veracidad.