La arquitectura es el escenario preciso de un apunte de un día de mercado. En la representación de este cuadro local, sobresale la descripción de los edificios frente a las anónimas figuras humanas. Lloréns, se aleja del interés que sus coetáneos, Sotomayor y Sobrino, mostraron por los tipos populares, utilizando los personajes como un detalle más que contribuye a dotar de realismo y alma a la imagen. Esta tendencia, nace del espíritu del 98 que habla de la individualidad de los pueblos, en este caso el gallego, producto de una tierra particular definida por un alma propia, que los artistas están interesados en llevar al lienzo. El costumbrismo de Lloréns está influenciado por su estancia en los Países Bajos, donde el tipismo no sólo venía reflejado en tipos y costumbres, sino en la peculiaridad arquitectónica de sus pueblos y ciudades. Temáticamente continúa la tradición del paisaje urbano que se impone en el Romanticismo, pero que en su caso puede proceder de la pintura barroca flamenca.