En este retrato femenino, Souto se centra en la introspección psicológica del personaje. El rostro de la mujer, está trabajado a partir del claroscuro ayudado por un trazo seguro y rápido que ayuda a moldear los rasgos. Utiliza el pastel para matizar la descripción de color en el pelo, en la caída de la camisa, que da la apariencia de vaporosidad y las mejillas de la modelo. Souto retorna en este modelo a los rasgos femeninos de sus obras de los años 30, de altos pómulos y pupila sin marcar. La modelo transmite silencio, serenidad y elegancia.