Con gran sencillez compositiva, González del Blanco representa a esta mujer, escogiendo las uvas después de la vendimia, en un primer plano, al lado de unos barriles de vino. Destacan las diagonales paralelas que forman las piernas (desde los pies a las rodillas), junto con el tronco y la cabeza de la mujer, que intenta compensar con los brazos flexionados de forma perpendicular.
El color blanco de la camisa, el mandil y el paño que lleva en la cabeza, llaman la atención, captando la luz y destacando frente al resto de la composición, que permanece en penumbra. Es común que González del Blanco juegue con la luz en sus cuadros, ayudándose de los blancos sorollescos para resaltar lo que más le interesa, en este caso, es la vestimenta de la muchacha la que aporta luminosidad a su cara y contribuye a la creación de formas y volúmenes.
Esta obra pertenece a una serie que el autor realizó sobre la temática del vino, entre los que destacan cuadros como En la bodega o A proba. Fue realizado en la última etapa de su vida, caracterizada por realizar cuadros de mediano tamaño, de temática gallega, realistas y con una pincelada uniforme.