Nature morte à la pipe está realizada en 1919, tras el final de la Primera Guerra Mundial. Metzinger, como otros compañeros de viaje, no fue inmune a la difusión de los movimientos figurativos que, en palabras de Jean Cocteau, llamaban a un retorno al orden. Sin embargo, el artista, aún fiel al estilo cubista, supo integrarlo en las nuevas corrientes.
En esta obra se observan las diferencias con las creaciones de su periodo anterior, que se enmarcaban dentro del que el crítico Maurice Raynal llama “cubismo cristal”: típico de los artistas que trabajaban con el galerista Léonce Rosenberg, era fruto de una evolución del cubismo sintético hacia una mayor pureza, a base de un rígido y elegante sentido de la geometría y de vivos colores.
En Nature morte à la pipe vuelve a los colores apagados del cubismo analítico, que son mucho más fieles al mundo real. Las peras, la copa, la pipa y el periódico están tratados en modo cubista, pero sus formas no se dividen artificiosamente en función de una geometría que rige el lienzo, como sucedía en el “cubismo cristal”. Aquí incluso hay sombras en las peras y en la copa, que contrastan con el planismo exacerbado de su época anterior. No obstante, esta evolución sigue manteniéndose plenamente dentro de la ortodoxia del cubismo, más, incluso, que otros correligionarios como Braque, Picasso, Lhote, Rivera o Blanchard, que precisamente en este momento perderían todo contacto con la corriente.