Una parte importante del trabajo de Rubén Ramos Balsa se plantea de forma lúdica el proceso de representación y la reorganización de los elementos implicados en ella, que es al fin y al cabo, consustancial a la Historia del Arte, y por ende, a la propia idea de representación plástica. Para ello el artista registra situaciones visualmente inaprensibles -en sus propias palabras “procesos sin progreso”- que sitúan al espectador en cierto estado de incertidumbre por la contemplación de lo efímero, y que en cierto modo, supone un desafío al espectador más pasivo.
La obra S/T. Pies de plomo, exhibida en el Pabellón Español de la 52 Bienal de Venecia (2007), sirve al artista como experimento para reflexionar sobre el tándem representación – percepción. En un espacio vacío con una bombilla ubicada en su emplazamiento habitual, el artista introduce un elemento estético inusual por lo desubicado de su lugar y función: un baile de claqué. Una acción que transforma el acto de ver y percibir, puesto que la proyección de los pies taconeando sobre nosotros produce una inversión del punto de vista, los pies están sobre nuestra cabeza. El planteamiento se ofrece como una paradoja procesual, un juego directo con la capacidad visual del espectador.
A medio camino entre la instalación, la performance y el vídeo, en una hibridación de la que su autor gusta por la fusión de elementos que supone, Ramos Balsa recurre a la estetización de un evento aparentemente casual que una vez registrado a través del vídeo lo acercan a las investigaciones más relacionadas con la física que con el contexto artístico; se trata, ante todo, de un juego de visión desde dos latitudes: estética y mecánica, simbiosis entre arte y ciencia.