Se trata de un boceto previo a la realización del lienzo. En él Lloréns ya ha fijado el encuadre, el punto de vista -bastante bajo-, los volúmenes y los tonos de cada elemento que compone este paisaje del valle del Umia. La línea de contorno le sirve para resaltar los puntos principales y orientarle a la hora de dotar de profundidad a la obra. Una vez más el pintor se recrea en las suavidades del paisaje gallego, que traslada a sus cuadros, dotado de un idealismo de resabios románticos.