Juan Vida juega con texturas variables de materia áspera o de transparencias delicadas, domina todo lo ensimismado de la pintura abstracta, pero sin renunciar a crear espacios y atmósferas evocadoras.
Juan Vida juega con texturas variables de materia áspera o de transparencias delicadas, domina todo lo ensimismado de la pintura abstracta, pero sin renunciar a crear espacios y atmósferas evocadoras.
Pintor de una realidad turbia, irreal y al mismo tiempo familiar, Juan Vida crea espacios habitables, donde trata de mostrar un territorio ya explorado y vivido. Para ello emplea construcciones deterioradas e incompletas, casas, torres y fábricas abandonadas, referentes de nuestra cotidianidad, que se presentan ante nosotros desde una nueva perspectiva en la que hay algo de familiar y al mismo tiempo de ignoto y metafísico. Juan Vida juega con texturas variables de materia áspera o de transparencias delicadas, domina todo lo ensimismado de la pintura abstracta, pero sin renunciar a crear espacios y atmósferas evocadoras. En esta obra, utiliza diferentes texturas, cerdas de pincel pegadas al lienzo y manchas de óxido, que unidas a las tonalidades de grises, azules y colores terrosos, crean una atmósfera indefinida, una nebulosa de tristeza y melancolía, que hace que la obra fluctúe entre el sueño y la realidad.