A pesar de vivir en Madrid, Lloréns se traslada todos los veranos a Galicia para disfrutar de sus paisajes y reflejarlos en sus lienzos. Este dibujo, es fruto de los viajes que hacía por los alrededores de Perillo, donde recala durante varias años, para buscar temas paisajísticos. Desde un punto de vista elevado, que le permite captar una panorámica mayor, reproduce los campos de Reboredo, en Sada, utilizando una gama cromática reducida pero de la que saca gran provecho. Al fondo, se descubre la ría apenas perceptible. En este boceto, se intuye la concepción humanista que Lloréns tenía de la naturaleza, y que le llevaba a interpretar el paisaje de tal manera que el espectador se identificase con la propia tierra, aportando una nueva visión del paisaje gallego.