En este boceto para la imagen de Santa Rita de la Iglesia Castrense de San Andrés de A Coruña, apreciamos un dominio en el tratamiento plástico de las formas, que caracterizaba al artista. En este sentido destaca la forma de concebir los paños, amplios y redondeados que dan volumen y estabilidad a la figura.
Escultura totalmente exenta, sin ornamentos, austera ya que solamente interesa la imagen en sí con apenas unos sencillos atributos que son los elementos mediante los cuales identificamos al personaje. En este caso concreto, el crucifijo que sostiene Santa Rita.
Por otro lado, es importante resaltar el naturalismo con el que Brocos concebía sus figuras, marcando en este caso el rostro de la imagen, que ladeado mira con serenidad y sosiego al crucifijo que sostiene en los brazos, como entablando un diálogo con la divinidad. Con este naturalismo sensual, Brocos rompía de alguna forma lo cánones preestablecidos y así sus figuras adquirían un carácter más humano. Estas figuras parecen acercarse a lo terrenal, alejándose un poco del hieratismo y la frialdad. El artista huye de este modo de ese carácter barroquizante y tradicional que predominaba en la imaginería religiosa de la época, humanizándolas contagiado por el naturalismo popular de sus otras obras escultóricas, sin duda mucho más interesantes.