Sileno y Baco

La escena le sirve al artista para hacer un estudio sobre la disposición de las figuras en el espacio, el volumen de las mismas y los efectos de luces y sombras que se crean a su alrededor. El Sileno aparece apoyado en una columna de forma helicoidal, dándole estabilidad a la figura, y dibujando con su cuerpo una pequeña «curva praxiteliana».

  • Isidoro Brocos
  • Sin fecha
  • Dibujo
  • Tinta y lápiz sobre papel
  • 1017
  • 14 x 8,5 cm
  • Colección de Arte ABANCA

Apunte de una escultura de Sileno sosteniendo al dios Baco niño, probablemente tomada durante una de sus estancias en Roma. Es otro de sus muchos estudios de esculturas clásicas, en los cuales el artista profundiza en el conocimiento de la anatomía humana.

La escena le sirve al artista para hacer un estudio sobre la disposición de las figuras en el espacio, el volumen de las mismas y los efectos de luces y sombras que se crean a su alrededor. El Sileno aparece apoyado en una columna de forma helicoidal, dándole estabilidad a la figura, y dibujando con su cuerpo una pequeña "curva praxiteliana". En sus brazos sostiene al dios niño, que, como tal, tira de la barba del Sileno.

A pesar de ser un apunte, se trata de un trabajo realizado con esmero, donde el artista cuida cada detalle. El trazo es firme y delimita perfectamente los contornos. Recurre al sombreado para marcar los volúmenes de las figuras y evidenciar su anatomía. Este sombreado lo consigue mediante un rayado vertical y diagonal de trazo amplio. Cabe destacar el detallismo en el rostro del Sileno y en los brazos, donde apreciamos incluso las venas marcadas por el esfuerzo.

En el reverso, oculto bajo la enmarcación, aparece un apunte de un león postrado, quizá tomado de la iconografía egipcia. Apunte rápido, realizado sin mucho detallismo, línea gruesa, contundente, que delimita el contorno de la figura. Utiliza el sombreado para dotar a la figura de volumen y gravidez.