Utiliza una gran superficie, totalmente lisa, que impregna de vivos colores todos dentro de una misma gama cromática, pero cortados por una línea divisoria, que genera distintas figuras geométricas, cada una correspondiente a un color. Sousa juega con la gama de blanco, amarillos y verdes, imprimiéndoles una dinámica de variaciones tímbricas, que llevan al autor a definirse en tono irónico como: «expresionista sublimado».