Autor que se mueve entre dos lenguajes: el abstracto y el cubismo en lo que al mismo Molezún ha llamado “Neocubismo”. Molezún no se inicia en el proceso abstracto hasta los años sesenta. Una vez abandona la medicina en 1955 en favor de su gran pasión, la pintura.
Como hilo conductor de toda su carrera artística Molezún va a tener como punto de partida el cubismo, del que él mismo se declara como gran admirador de Picasso. Molezún parte pues de la descomposición de los objetos hasta llegar a su reducción a líneas, facetas coloreadas y texturas. Es sólo un punto de arranque ya que el autor se mueve dentro de la abstracción, cuando el cubismo no llega a perder el objeto como referencia.
En esta obra deja que las capas de veladuras transparenten la madera y podamos apreciar sus dibujos y texturas. Este elemento nos ofrece un guiño poético en contraste con la pintura. Pertenece a la época de los ochenta se centra en el poder expresivo de la madera para intensificar el aspecto velado de los espacios en sus diferentes planos fragmentados. La mancha blanca es el centro de la composición y contrapunto de la estructura geométrica, que ha dejado de ser tan dura. La paleta aunque sigue siendo austera llega a tonos más cálidos.