En esta obra, parte de la imagen ruinosa de un templo griego muy al gusto de las postales antiguas de estilo romántico con las que empieza a trabajar a partir de los años 90. Divide la composición en tres zonas. El fondo turbio, de base azul en la zona superior, la zona central donde se sitúa la imagen del templo, y el fondo negro de la zona inferior, donde el artista da rienda suelta a su herencia informalista con grafías, incisiones, rayaduras, y letras. Aplica sobre la superficie del cuadro barnices, que actúan como una pátina, con un doble cometido: por una parte, apaga la línea cromática eliminando todo signo de vida, y dándole un aspecto antiguo, símbolo del paso del tiempo. Por otro lado, refuerza el halo de dignidad histórica. Este tipo de obras están muy influenciadas por la pintura de Twombly.