Wall of Light es el título con el que el autor define una serie de obras basadas en la relación entre la arquitectura y la luz, que comenzó en su estancia en Zihuantanejo (México) en el año 1983.
Wall of Light es el título con el que el autor define una serie de obras basadas en la relación entre la arquitectura y la luz, que comenzó en su estancia en Zihuantanejo (México) en el año 1983.
Sean Scully parte del minimalismo norteamericano. No obstante, a simple vista su obra parece más próxima a estilos como el de Mondrian o Klee; y la obra de Rothko, que ejerce gran influencia sobre el ritmo de los colores y la trama de la composición. A partir de los años sesenta sus obras desarrollan investigaciones sobre ilusiones ópticas, la percepción del relieve a través de estructuras seriadas y la sensación de movimiento a partir de la superposición. Así, el artista reduce sus composiciones a una serie de líneas, bandas y bloques de color que —junto con los grandes formatos empleados— se convierten en los elementos representativos de su trabajo.
El fondo y las figuras se fusionan en un mar de franjas de pintura que cubren la superficie. Crea una trama que excede los límites del cuadro y así facilita su expansión hasta el infinito. Sin embargo, Scully media en el proceso a través de la acentuación espacial de un panel central, que él denomina injerto. Para hacerlo rompe la estructura y crea una suspensión entre la relación de repetición y el contraste, el equilibrio y el desequilibrio, la simetría y la asimetría. En este ejemplo, esa función la realiza la franja amarilla, que destaca el centro con su llamativo color y contrasta con los tonos rojos y azulados.
Wall of Light es el título con el que el autor define una serie de obras basadas en la relación entre la arquitectura y la luz, que comenzó en su estancia en Zihuantanejo (México) en el año 1983. Es allí donde realiza sus primeras acuarelas y empieza a dar forma a sus "muros de luz". En la obra hay un estudio de la luz, su incidencia sobre el color y la estructuración del espacio.
En relación con la aplicación del color, se ejecuta mediante capas muy líquidas que se deslizan verticalmente hasta que gira el cuadro 90º y vuelve a repetir el proceso. De este modo, hace que las franjas se entrecrucen ortogonalmente con las ya pintadas. Este tipo de técnica —inspirada en la coladura del color— era la empleada por los pintores de la abstracción postpictórica y es muy característica de las obras de Helen Frankenthaler y de Morris Louis.
En cuanto a la herencia de Rothko y el expresionismo abstracto, la encontramos en la gestualidad con que aplica el color, elegido intuitivamente a través de los pigmentos. Se aparta de las técnicas de trabajo minimalistas, que buscaban borrar de las obras la mano del artista. El trazo de la brocha, que sigue la línea y el color subyacente, matiza el resultado final. Scully fija las estructuras de sus cuadros y los divide en dos partes; además aplica ritmos y colores contrastados. Las capas que se van superponiendo progresivamente contienen pigmentos diferentes y provocan multitud de matices que se revelan a través de transparencias, tonos únicos y de gran profundidad.
En estos trabajos el artista investiga la capacidad expresiva de la pintura y trata de mostrar la fuerza humana de la expresión. La serie Wall of Light mantiene la autonomía en cada una de sus obras, aunque formen un conjunto. El principio de seriación y el compositivo, donde las partes se subordinan a un todo, mantienen un equilibrio perfecto. El conjunto aparece caracterizado por los contrastes entre separaciones y conexiones, el color y la ausencia de color, la opacidad y la transparencia.