Correspondencias. Tino Grandío, una muestra que devuelve a la actualidad la figura del pintor de Lousada, Lugo, un pintor con un estilo personal dentro de las propuestas del arte en Galicia en los años cincuenta, sesenta y setenta y del que en 2024 se celebra el centenario de su nacimiento. Adelantado a su tiempo, conectó rápidamente con los presupuestos de la Nueva figuración pero su obra tomó rápidamente un sendero particular, tomando como referencia en su renovación a la propia herencia histórica del país con la obra de Velázquez, Goya o Picasso, y ejecutando una pintura de cariz expresionista pero con un gran contenido social, a la vez que fue capaz de anticiparse temporalmente en cuanto a estilo a las propuestas de artistas tan importantes en nuestra contemporaneidad como Luc Tuymans o Gerhard Richter.
La obra de Grandío, con gran representación en la Colección de Arte ABANCA y en la Colección de Arte Afundación, entra en diálogo, en correspondencia, con la de otros artistas contemporáneos, teniendo especial protagonismo las creadoras y creadores gallegos que tienen en la figura de Grandío a uno de sus referentes.
La exposición se organiza en sus correspondencias en base a una serie de líneas temáticas y revisión de géneros, que recorre la obra de Grandío a lo largo de toda su trayectoria. Así, los retratos de Grandío, y sus acercamientos a los espacios de reunión de la vida social y cultural, marcados por esa idea del borrado y la liquidez de la pintura, y que a la vez dan claves concisas y exactas sobre la sociedad que lo rodea, entran en correspondencia con la obra de artistas que transitan sus mismas líneas de acercamiento a la pintura como Alain Urrutia, o con otros como Vítor Mejuto, que versiona en clave geométrica con ocasión de esta exposición, dos importantes obras de Grandío presentes en la Colección de Arte ABANCA como son Guardia civil, mujer, vaca de 1966 y El café Gijón de 1968.
También el género del paisaje se hace presente en la muestra a través de una serie de marinas que establecen conexiones con creaciones como la pieza audiovisual de Carla Andrade Amarillo atlántico, que nos conecta con esa visión profunda del paisaje gallego, atendiendo al color amarillo del granito en la Serra da Groba y aludiendo al carácter mágico religioso que marca en muchos casos el acercamiento y la vivencia que la sociedad gallega tiene del paisaje, o también la correspondencia con el trabajo de otras artistas como Cristina Garrido que en El color local es un invento extranjero (Dinamarca), se acerca desde una perspectiva cercana a la llamada crítica institucional a la revisión de la pintura del paisaje en Europa, centrándose sobre todo la atención en las nubes y la representación del cielo, algo muy destacable también en la obra de Grandío. Cuadros del artista como El cementerio de Lousada de 1973 sirven para relacionar su trabajo con otro tipo de piezas en el límite de la figuración y la abstracción como el Cuadro-tumba de Álvaro Negro que mantiene con los cuadros de Grandío no solo una evidente relación temática, sino una marcada correspondencia con la pintura líquida de Grandío, con el uso de los tonos grises, verdes, amarillos y marrones, y con ese efecto que el artista de Lugo ya utilizó de manera pionera en sus series de espejos en la década de los setenta, adelantándose temporalmente en décadas a la pintura de Gerhard Richter en sus Mirrors. También los paisajes de Grandío dan espacio a la correspondencia con la pintura propiamente abstracta de Manuel Eirís, preocupada como la de Grandío por la ocultación y el desvelamiento de las capas de color, en un ejercicio sistemático de ensayo y error sobre la propia pintura.
La mujer tiene por su parte una presencia importante en la obra de Grandío. Su ejercicio de desprendimiento y condensación conecta bien con la visión conceptual de artistas como Julião Sarmento, que tiene presente en la exposición su instalación Kiss my eyes (with chairs). También la referencia al desnudo femenino en la obra de Grandío está presente a través de pinturas en las que es clara la referencia a obras maestras como la Venus del espejo de Velázquez o ciertos retratos que nos llevan tanto a las composiciones pictóricas de Modigliani, como a las revisiones del género de los postimpresionistas. Frente a la visión masculina y clásica sobre el cuerpo femenino de Grandío, la visión contemporánea y feminista de artistas como Eulàlia Valldosera que introduce el elemento cotidiano sobre la escena, y la revisión sobre la imagen proyectada de la mujer, y también la cineasta y artista Xisela Franco que con su maternidad reinterpreta también en clave contemporánea la visión abstracta y geometrizante que Grandío nos da sobre el tema. Por último, la obra de Jesús Madriñán en su serie Good bye London, aporta una revisión muy actualizada con un retrato de la juventud en ambientes nocturnos a través de su propuesta fotográfica.
El bodegón es también uno de los temas en los que Grandío ejercita una figuración más profusa. En este caso, sus bodegones entran en correspondencia con los realizados por Los Bravú, la pareja de artistas formada por Dea Gómez y Diego Oimil, y con las obras en las que Tamara Feijoo se acerca al tema de los Hortus conclusus, los jardines privados de la pintura religiosa gótica y más tarde flamenca, a través de sus pequeñas abstracciones en las que cobra protagonismo el color y el decapado.
Por último, la visión sobre el territorio rural gallego es también importantísima en la obra de Grandío. El artista de Lugo realizó muchas pinturas en las que las labores del campo, las herramientas usadas por los labradores, las escenas de feria son habituales en su obra. Las correspondencias en este caso se establecen con la obra de Christian García Bello cuyo trabajo redunda en cuestiones relacionadas con la tradición y la reivindicación de las formas propias, atravesando cuestiones temáticas, formales y del propio tratamiento de los materiales, y también con la obra de Julia Huete, que con sus formas abstractas realizadas en tejido, marca también una clara alusión a lo vernáculo, a la forma del trabajo femenino y conecta muy bien con la forma simplificada tan propia y significativa del trabajo de Grandío.