El dibujo lleva la rúbrica del autor, no es un diálogo sino una reflexión del propio Castelao. Como es habitual en sus dibujos emplea un humor basado en los contrapuestos, el fuerte contra el débil, pero ahora es el fuerte el que se vuelve débil. Se trata de una metáfora del pueblo fuerte y unido, representado por el león, y dominado (domesticado) por una sola persona, el sapo. Este recurso está muy pensado ya que el sapo es un animal que, aunque es pequeño y débil, produce aversión y asco, las mismas sensaciones que causan los dominadores. Los trazos del dibujo se sintetizan de tal forma que se reducen a una pura línea, dando como resultado unas figuras planas, sin volumen ni sombreado, pero que en su conjunto tienen la expresividad necesaria para que el espectador comprenda el significado de la ilustración.