Bajo un cielo irreal, de colores irisados y denso, sitúa una figura mitológica procedente del imaginario marinero: una sirena alada que parece reposar sobre una gran ola, que surca un mar que comienza a embravecerse.
Bajo un cielo irreal, de colores irisados y denso, sitúa una figura mitológica procedente del imaginario marinero: una sirena alada que parece reposar sobre una gran ola, que surca un mar que comienza a embravecerse.
En este lienzo, Lugrís nos sumerge en su propio mundo marino, que crea a partir de leyendas marinas enraizadas tanto en la tradición y cultura gallegas como en la literatura fantástica (Julio Verne). Bajo un cielo irreal, de colores irisados y denso, sitúa una figura mitológica procedente del imaginario marinero: una sirena alada que parece reposar sobre una gran ola, que surca un mar que comienza a embravecerse. En primer plano, sitúa un escarpado acantilado para, de modo teatral, introducirnos en la escena. Su tono oscuro y la violencia de sus formas, inusuales en la blanda pintura de Lugrís, producen una sensación de desasosiego. Desde las profundidades del mar, emergen unas torres ruinosas de inspiración medieval. La convivencia del mar con las ciudades olvidadas y en ruinas le sirve para expresar el paso del tiempo e introducir componentes románticos en sus obras. La factura es minuciosa, con pinceladas menudas y casi inapreciables que aúnan armoniosamente dibujo y color. El modo de componer la imagen y los campos de color plano remiten al ámbito de las ilustración editorial en el que también había trabajado.