Para Mariví Nebreda la pintura es un modo de exteriorizar lo que siente. No está interesada en representar, ni en reproducir aquello que ve, sino en introducir al espectador en su mundo interior, y trasladarlo al ámbito de los metafísico.
Para Mariví Nebreda la pintura es un modo de exteriorizar lo que siente. No está interesada en representar, ni en reproducir aquello que ve, sino en introducir al espectador en su mundo interior, y trasladarlo al ámbito de los metafísico.
Para Mariví Nebreda la pintura es un modo de exteriorizar lo que siente. No está interesada en representar, ni en reproducir aquello que ve, sino en introducir al espectador en su mundo interior, y trasladarlo al ámbito de los metafísico. Para ello se vale de la abstracción, reflejada en obras de ténues armonías cromáticas, pero sin perder nunca cierta conexión con la realidad, que actúa como referente. Ella se define como "realista pero cunha realidade persoal, xa que busco máis a sensación que queda na miña mente que a representatividade dos obxectos". En Sedales de Malpica, el título nos da la referencia a la realidad, permitiéndonos la identificación de la maraña blanquecina que la artista pone ante nosotros. La luz, es sin duda una de las protagonistas de la composición, traduciendo el ritmo coreográfico de la disposición de los sedales, donde nada es aleatorio.