De formación autodidacta, fue becado por la Deputación Provincial da Coruña para asistir a diversos cursos de formación por toda España. En 1948 ingresó como decorador en la fábrica de Cerámica Celta, tomando contacto con los trabajos que para ella realizaron Castelao, Asorey, Acuña, Carlos Maside y Manuel Torres, entre otros importantes artistas gallegos. Fue colaborador de los periódicos Faro de Vigo y La Noche, para los que ilustró artículos y realizó dibujos humorísticos.
A comienzos de los años sesenta viajó a Argentina, instalándose en Buenos Aires. Expuso en el Museo Municipal de Artes Plásticas «Eduardo Sivorí», en el Centro Lucense, en la Sociedad de Cultura Padronesa, y en el Museo Municipal de Lugo, entre otros lugares. En el año 2001 se trasladó de nuevo a Galicia, ya enfermo, falleciendo tres años después en Padrón.
La obra pictórica de Carlos Bóveda es heredera, en cuanto a iconografía y temática, de la tradición del movimiento renovador de la pintura gallega y del papel que jugó la escuela cerámica de Pontecesures en la misma. Galicia está siempre presente en sus obras, a través de los hombres y mujeres que recrea en sus figuras de perfiles toscos y redondeados, realizados con gruesas pinceladas y denso cromatismo. A lo largo de su producción, se rememoran imágenes de una Galicia de oficios y costumbres, de arquitecturas y escenas enraizadas en lo popular, siempre realizadas con un buen dominio del dibujo.