Kandinsky mostró desde muy pequeño una gran sensibilidad por el arte. Sin embargo, tardó muchos años en decantarse por la pintura, centrando primero su interés en la música, disciplina que fue fundamental para el desarrollo de su estética. Posteriormente, estudió derecho, economía y etnografía, y cuando terminó dichos estudios, y ya ejercía de profesor en la universidad de Moscú, decidió dedicarse por entero a la pintura.
Se marchó a Múnich, donde comenzó su formación. Muy pronto se mostró como un artista al que le gustaba trabajar en grupos como Phalanx (1901), Neue Künstlervereinigung (Nueva Sociedad de Artistas de Munich, 1909), junto a Alfred Kubin y Alexey von Jawlensky, y el famoso grupo expresionista Der Blaue Reiter (El Jinete Azul, 1911), junto a Franz Marc, August Macke, Alexey Jawlensky, su compañera de entonces Gabriele Münter, Marianne von Kefferin y su amigo Paul Klee.
Con el avenimiento de la Primera Guerra Mundial, Kandinsky se vio obligado a salir de Alemania y volvió a Rusia. Recibió varios encargos oficiales relacionados con bellas artes y museos tras el triunfo de la Revolución de Octubre de 1917. Sin embargo, no se sintió cómodo entre los constructivistas y la línea política de la URSS, y en 1921 volvió a Alemania para trabajar en la Bauhaus junto a sus viejos amigos Klee y Jawlensky. El Tercer Reich cerró la escuela en 1933 y Kandisky tuvo que emigrar de nuevo, esta vez a París, ciudad en la que permaneció hasta su muerte.