«―¿Foches ô «fuego» do Apóstol?»

«―¿Foches ô «fuego» do Apóstol?
―Fun, pero non puiden vel-o: tiña diante de min a estátua de Montero Rios»

Probablemente Castelao, esté transcribiendo y caricaturizando aquí, una conversación que escuchó, entre dos paisanos acerca de los fuegos del Apóstol, ya que cualquier anécdota, por muy sencilla que fuese, era causa de una caricatura o un dibujo. Por este motivo, el artista siempre llevaba consigo una pequeña libreta donde anotaba todo aquello que llamaba su atención, como bien pudiera ser esta conversación.

    La conversación en sí no tiene mayor importancia si no fuese por el trasfondo político que esconde. Castelao nos transmite la polémica que hubo en 1916 cuando colocaron la estatua de Montero Ríos en medio de la plaza del Obradoiro y que pese a las críticas estaría allí hasta 1928, en que se decide su traslado a la Plaza de Mazarelos, donde se encuentra actualmente. A este tema hace referencia Castelao en varios de sus dibujos, ya que el artista no estaba de acuerdo con la ubicación de dicha estatua, ni con el trasfondo político que escondía la misma. El dibujo sigue en su línea esquemática, destacando los rasgos físicos de los dos personajes, y sus ropajes. Estos rasgos específicos, le sirven para definir a la gente del pueblo con la que sentía afinidad, y diferenciarlos de otras clases sociales en las que se encontraban los políticos y caciques. Mediante un trazo firme y continuo, y a través de unas pocas líneas, consigue mostrarnos los rasgos físicos de los personajes, y nos define a la clase popular. Estos rasgos serán comunes en sus caricaturas de la gente del pueblo, para los políticos, clase alta, caciques...utiliza otros rasgos y atributos que los diferencian bien.