Aunque el dibujo es muy esquemático, Castelao hace una representación de las dos figuras muy diferenciada. Por una parte, el cacique lleva traje y sombrero, tiene una barba cuidada, está fumando un puro, y lleva bastón. Por otra, el campesino lleva unas ropas arrugadas y su inseparable paraguas. Ridiculiza al cacique exagerando sus formas, su gordura expresa el buen comer y la buena condición social, mientras que el campesino tiene unos rasgos que tienden al naturalismo. Trata un tema de actualidad en el momento, los impuestos abusivos, haciendo una crítica en forma de humor, mediante el ingenio de este personaje. Los protagonistas son los sectores marginados de la sociedad gallega, y sus opresores y culpables, blanco de las sátiras del humorista. Muestra la verdadera vida de la gente del pueblo, consumida por los impuestos y los caciques, empleando para ello la dualidad moral de estas dos figuras. El dibujo es sintético y esquemático, al igual que la mayoría de los de la serie Cousas da vida, pero en este caso hace una adaptación de las figuras al marco en que las encuadra, intentando aprovechar al máximo el espacio.