En esta pintura, Monteserín toma de nuevo como protagonista a la mujer de la escena anterior, pero con distinto vestido, en este caso rojo y muy escotado. Ahora aparece acompañada del hombre que sacaba la cartera del bolsillo, su elegido. Agarrados del brazo, pasean airosamente. La amplia sonrisa del acompañante, delata la decisión que toma la cabaretera en la escena anterior. La silueta de la figura femenina está realizada mediante un patrón, ya que se ha hecho un estudio, tomando reproducciones, en papel transparente, del perfil de la mujer representada en cada una de las escenas, comprobándose que la silueta es idéntica. Esta técnica de patrón de cartón, método de sastres y zapateros, no era un recurso nuevo en la pintura, ya que otros autores, como Gargallo, lo habían utilizado para reproducir o hacer modificaciones de la misma figura.