En esta obra, Lugrís representa una leyenda marina de un naufragio nocturno.
En esta obra, Lugrís representa una leyenda marina de un naufragio nocturno.
En esta obra, Lugrís representa una leyenda marina de un naufragio nocturno. A la derecha, y en primer término, hay una arquitectura ruinosa que, como en el Romanticismo, simboliza el paso del tiempo. Al fondo se puede observar el barco naufragado, perdiendo la estabilidad, en su camino hacia el fondo marino. A la izquierda, en unas ruinas sobre las rocas, se ve la silueta de un ahorcado romántico que destaca en el claro de luna. Urbano Lugrís era muy aficionado a la literatura de aventuras marinas (leía a Manuel Antonio y a Julio Verne) y a las leyendas de naufragios y desaparecidos en el mar. Los juegos de penumbra y oscuridad, con la fosforescencia del claro de luna, dan un aire misterioso a este tipo de escenas, que se convierten en composiciones al más puro estilo romántico. Sin embargo, sobresale el carácter autóctono de la representación, que se hace patente en las ruinas del primer plano, donde Lugrís realiza unas arquitecturas que remiten al románico gallego. Una vez más, el pintor recurre a las escenas nocturnas que dota de un halo de dramatismo y misterio. Este tipo de representación le permite jugar con las gamas de negros, azules y morados, con los que construye sus escenarios, generalmente marinos, contrastando con los blancos para generar potentes focos de luz que capturan la mirada del espectador. En este óleo, la luz de la luna baña la imagen del ahorcado para después conducirnos hacia la serpenteante lengua de arena sobre la que se clava una cruz, en una historia de tragedia y de muerte.