El paisajista de corte romántico se centra en esta ocasión en una representación de la vida cotidiana, poco frecuente en su obra. El protagonismo de la pieza recae en la barca que ocupa el primer plano que transporta a tres personajes, sin embargo, destaca la falta de detalle de la misma, así como una gama cromática oscura. El artista emplea tonalidades más claras para el paisaje, lo que aumenta su peso en la composición por contraste con la imagen principal. Las tonalidades rondan los tonos ocre mostrando el momento del día en el que nos encontramos.