Muller sentada, también denominada en el catálogo razonado de María Esther Rodríguez Losada como Muller nova, se trata de una obra de acentuada modernidad en cuanto a composición, tema y factura.
La elección de un retrato en tres cuartos, poco frecuente en la obra del pintor, aporta una presencia y monumentalidad. Este tipo de disposición es la empleada habitualmente por Paul Cézanne en el retrato de personajes femeninos -normalmente su esposa- desde épocas tempranas, entre los cuales se pueden poner en relación con Madame Cézanne en un sillón rojo (1877) en el rostro geometrizado así como su disposición guarda cierta similitud con el óleo de Maside; la intencionada torpeza en la realización de las manos está también presente en Madame Cézanne en una silla amarilla (1893), Mujer de la cafetera (1895), o Mujer en azul (1900).
Temáticamente responde a una de las escasas composiciones en las que el pintor se despoja de su habitual tendencia por describir tipos raciales a través del uso del vestuario tradicional rural gallego, en clara sintonía con el carácter regionalista de su pintura. La mujer viste un atuendo contemporáneo, desligado de cualquier vinculación folklórica que pone más a la pintura en relación con el género del retrato de busto, en donde Maside prescinde de los acentos regionalistas.
El rasgo de mayor modernidad de la obra reside en su factura de acentuada y aristada geometría en la que se intuye un elaborado estudio de síntesis a través de los pliegues de la falda, los elementos que configuran el entorno, así como la acentuada línea que limita y separa los diferentes planos de color en los que se reduce la gradación tonal en favor de la búsqueda de contrastes cromáticos. Las facciones de la mujer se resuelven con una pincelada suelta y segura que contribuye a acentuar más el carácter geométrico del conjunto. También es singular la tendencia a distorsionar la perspectiva que permite la perspectiva que permite aunar el punto de vista frontal de la retratada con la visión moderadamente aérea con la que se representan las piedras sobre las que se sienta la figura, percibiéndose en ello nuevamente la influencia de Cézanne y su proyección en la vanguardia histórica europea.
La presencia de todos estos rasgos en el lienzo Mujer sentada indica la atención que presta Carlos Maside a la pintura francesa en sus años iniciales, la cual podría conocer a través de los libros y revistas que llegan a Galicia o específicamente por el viaje que realiza a París en 1926.
Algunos de los aspectos formales existentes en Mujer sentada también están presentes en mayor o menor medida en otras obras contemporáneas entre la que se puede citar el óleo sobre cartón titulado Muñeca, propiedad del Museo Carlos Maside de A Coruña.
Antonio Garrido Moreno