Esta obra forma parte de la última etapa paisajística de Abelenda.
Esta obra forma parte de la última etapa paisajística de Abelenda.
Esta obra forma parte de la última etapa paisajística de Abelenda. En ella dota al paisaje de una nueva dimensión estética, que funde lo verídico y lo fantástico. El pintor parte de un paisaje real, pero lo traslada al lienzo a través de un filtro totalmente subjetivo, que lo transforma en fantasía. A pesar de evolucionar hacia esta nueva vertiente, el artista no deja de plasmar en sus obras esa atmósfera especial cargada de brumas y de humedad, típica del paisaje gallego, que él mismo llevó a la máxima expresión. En esta nueva etapa observamos dos formas de tratamiento: el habitual para los fondos brumosos y otro, basado en el colorido, la minuciosidad y el detalle, con un cierto aire ingenuo que en ocasiones recuerda a la obra de Urbano Lugrís, que aplica a los árboles y diferentes protagonistas de la pintura.