La figura femenina aparece como elemento fundamental, centrando la composición. La mujer está de nuevo presente como símbolo de volúmenes puros, de formas simples y compleja geometría. El cuerpo femenino se deja dominar por cruzadas tangentes, y por ritmos de curvas que tienden al círculo con su simbolismo de nutrición y fecundidad. La línea cobra protagonismo marcando siluetas sinuosas y elegantes ritmos, cuya importancia estética se ve potenciada por la complementación del color, que aparece como elemento integrador.